EDUCACIÓN VS CORRUPCIÓN

Existen muchos datos que nos demuestran el enorme problema (*1) que la corrupción implica para todas las naciones y sociedades en el mundo (*2) y a veces mucho más centrada en algunas regiones (*3) en donde por largo tiempo ha imperado, ocasionando un debilitamiento del tejido social, las instituciones y desde luego los niveles de justicia y bienestar.

Un imperativo es por tanto la lucha contra la corrupción, misma que implica al menos dos enfoques complementarios, el primero centrado en el combate castigo y restitución frente a aquellos actos ya perpetrados (ámbito de la justicia y el combate a la impunidad), mientras que el segundo enfoque debe concentrarse en las medidas y acciones PREVENTIVAS.

Es precisamente este segundo enfoque que viene a representa una defensa anticipada a los actos de corrupción, evitando que se perpetren.

Desde luego que las medidas de transparencia resultan en un gran freno, pero la fuente primaria debe ser el propio individuo que con su actuar ético y con valores no genere ni sea partícipe de hechos que apoyen o constituyan en sí mismos corrupción. Y el mejor sustento para este ACTUAR PERSONAL es la BUENA EDUCACIÓN de cada individuo.

¿Por qué la educación es una barrera individual vs la corrupción?

Empecemos por definir:

  1. CORRUPCIÓN: La palabra tiene su origen etimológico de vocablo latino “Corruptio”, que viene a significar romper lo que estaba junto, es una acción (denotada por el sufijo “io”) y su efecto resulta en corromper o quebrar deliberadamente el orden de un sistema, tanto en sus aspectos funcionales como éticos.

Aunque lo común para el imaginario popular es asociar la corrupción al poder y la política, la realidad es que este flagelo se presenta en aspectos de la vida tales como la información, el sexo, el tráfico de drogas, el nepotismo, la cooptación de bienes, la evasión fiscal, las notas escolares, la entrada a espectáculos etc.

  • EDUCACIÓN: Desde un punto de vista técnico, el concepto de educación describe a un proceso continuo en cuyo transcurso, se desarrollan facultades morales, intelectuales y físicas de un individuo, lo que le permite se incorpore de manera eficiente a la sociedad en sus tareas y roles (como el trabajo, la política, el quehacer cívico, etc.) por tanto, se puede decir que es un aprendizaje para la vida.

El Dr. en Educación Luis Benavides Ilizaliturri (*4) define la educación como “Un movimiento, personal y social, permanente; como una evolución de la humanidad. Evolución que compromete justamente las relaciones, individuales y grupales, consigo mismo, con el resto de la sociedad y con el entorno. Esta transformación consciente de las relaciones –transformación deseada e intencionada–, nos humaniza y por ello tiene la potencialidad de hacer realizable el desarrollo, el crecimiento armónico individual y social” (sic…)

Así pues:

Normalmente la corrupción es un acto contra las leyes (ilegal) y además requiere de otro sujeto para completarse, o sea que un individuo presiona u obliga a otro individuo a corromperse también.

Pero ¿Qué pasa si el otro individuo rechaza el contubernio?, pues que no se completa la integración del acto de corrupción, y desde luego ¿si la corruptela nunca es propuesta por un individuo?, significa entonces que dicho individuo tiene los valores sociales, cívicos y morales suficientes para comportarse en forma ética y así evitar el engendrar o suscitar actos de corrupción.

Aquí es donde se incrementa el aporte de la EDUCACIÓN como barrera preventiva para la corrupción o si deseamos destacarlo, se convierte en un ELEMENTO FUNDAMENTAL DE ANTICORRUPCIÓN.  Para explicarlo mejor, nuevamente citaré al Dr. Luis Benavides Ilizaliturri: “La Educación Permanente es un concepto derivado de la nueva concepción educativa entendiéndola como una construcción continua de la persona humana, de su saber y de sus aptitudes, pero también de su capacidad de juicio y de decisión” (sic…)

Por tanto, las claves para en alguna medida frenar la corrupción, es probable se localicen en el fortalecimiento del tejido social-institucional. En este sentido la educación en valores puede llegar a ser uno de los pilares. Una hipótesis planteada con frecuencia es que la corrupción es principalmente un problema de educación, por lo que países que tienen un menor nivel educativo, tienden a presentar mayores niveles de corrupción (*5). El Índice de Percepción de Corrupción (IPC) aplicado en forma relacionada a la prueba educativa PISA en 2015, reveló que los países con los perores resultados en la prueba, tienden a obtener las peores calificaciones en percepción de la corrupción, lo que no necesariamente comprueba la hipótesis, pero sí sugiere una probable y extensa correlación entre ambas variables (nivel-educativo-nivel de corrupción).

En síntesis:

Como sociedad (Gobierno, instituciones, pueblo) invertir en educación es altamente redituable en términos no sólo de prosperidad futura, sino de bienestar y justicia social en la mutua y armónica convivencia necesaria al bienestar, pero desde luego apuntalada por un compromiso personal respecto a la formación permanente que nos implica convertirnos en mejores ciudadanos, mejores personas. Y desde luego con respeto a nuestros semejantes.

Existe un culto a la ignorancia; la presión del anti-intelectualismo ha ido abriéndose paso a través de nuestra vida política y cultural. Alimentando la falsa noción de que la democracia significa que mi ignorancia es tan válida como tu conocimiento

Isaac Asimov (científico y escritor)

José Luis Castro Camarillo Vicepresidente técnico-académico FUNDAMEE y CMC.

(*1) Conforme a la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG 2019) del INEGI, La tasa de prevalencia de corrupción fue de 30,456 actos por cada 100,000 habitantes; generando un costo total de corrupción en México de 12,769 millones de pesos, lo que equivale a 3,822 pesos en promedio por persona afectada.

(*2) El Foro Económico Mundial ubicó en 2017, el impacto de la corrupción en 3.6 billones de dólares estadounidenses, que representan alrededor del 5% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.

(*3) De acuerdo con encuestas realizadas por el Banco Mundial en 2017, en América Latina y el Caribe, 14.3% de las empresas esperaban tener que dar “regalos” a funcionarios públicos para asegurar contratos del gobierno con un valor de al menos 5% sobre el presupuesto de obra o contrato.

(*4) Dr. Luis Benavides Ilizaliturri, fundador y rector del Centro Internacional de Prospectiva y Altos Estudios S.C. (CIPAE)

(*5) Instituto Mexicano de la Competitividad, CIDE. (2015) México: Anatomía de la corrupción 2da edición, Maria Amparo Casar. Recuperado de: https://imco.org.mx/wp-content/uploads/2015/05/2015_Libro_completo_Anatomia_corrupcion.pdf

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